jueves, 13 de enero de 2011

[Fic] My dear...

Este fic nació... Ya ni sé cómo exactamente xD
Simplemente salió de la nada... 
Tiene un poco de historia, un poco de vinos (sí, de vinos... Eso que todavía no vi Kami no shizuku D:), mucho romance, mucho drama y, obviamente, Johnnys~ ♥

Espero que sea de su agrado, cualquier duda, háganmela saber y, como saben, sus comentarios son bienvenidos ^^



Notas...
Edades de los personajes (que aparecen en este episodio)
Jin: 21
Kazuya: 19
Tomohisa: 20
Yuichi: 22
Tatsuya: 22
Ryo: 21
Kyoko: 39
Keiichiro: 21
Yuya: 18
Takahisa: 19

Apariencia de los personajes (que aparecen en este episodio)
  • Jin
  •  Kazuya
  •  Tomohisa
  •  Yuichi
  •  Tatsuya
  •  Ryo
  •  Keiichiro
  •  Yuya
  •  Takahisa
  •  Kyoko

Sin más preámbulos, el fic :3


My dear
Episodio 01: Prólogo
La región de Languedoc-Rousillon comprende cinco departamentos de la región francesa: Aude, Gard, Hérault, Lozère y Pirineos Orientales. Está en contacto con muchas bellezas naturales, ya que está a orillas del Mar mediterráneo y los Pirineos.

Todas las regiones se destacan en mayor o menor medida por la producción de vinos. De hecho, esta región es conocida por producir los vinos más famosos de Francia.



En la región de los Pirineos orientales, en una hermosa mansión antigua, un hombre de cabellos negros observaba a una pareja bajar de un carruaje.
Llovía.
Al estar él dentro de la casa, no se percataba demasiado del sonido de la lluvia cayendo sobre el suelo, o parecía no importarle.

- Llueve...

La puerta del estudio se abrió.

- Aquí estabas...
- Pi...
- Está bien que estemos solos, pero no está bien que me llames así, Jin - Dijo, riendo, su consejero, Tomohisa, a quien llamaba cariñosamente Pi... o Yamapi... o Tomo... o como se le viniera en gana. El muchacho entró y cerró la puerta a su paso -. La gente te está esperando.

Jin suspiró.

- ¿Hace falta?

Tomohisa se acercó a él. Había estado llorando, y no era para menos. Sus ojos estaban rojos.
Apoyó la mano sobre su hombro, ocasionando que Jin lo mirara.

- Tienes que ir...

Volvió a suspirar, esta vez, más fuerte.
Salió junto con Tomohisa y se quedaron en la entrada.

- ¿Quienes están?
- Todos, mi Señor.

Lo miró con mala cara. Definitivamente, no terminaría de acostumbrarse a ese trato ni aunque pasaran mil años, y eso que hacía quince que se conocían.
Dirigió su vista al ventanal, tras oír una débil melodía, mezclada con el sonido de la lluvia. Se le hizo sumamente familiar, ocasionándole un nudo en la garganta. Tomohisa hablaba, pero Jin, no le estaba prestando demasiada atención. Con un ademán, cortó la "charla".

- Ve bajando, voy enseguida - Le ordenó. Tomohisa, sorprendido, asintió con la cabeza, dedicándole una reverencia a modo de despedida. Acto seguido, se dirigió a las escaleras.
Jin, por su parte, corrió las cortinas de fina seda blanca, que danzaban al compás del viento.
Fuera pudo ver la figura de un ángel...

- ¿Kazu... ko...? - Masculló.

La persona frente suyo lo miró. Dos enormes orbes oscuras se posaron curiosas sobre él, dándole final a la melodía que entonaba hasta ese momento.

- Hola - Le dijo, sonriendo ampliamente.
- Hola... - Susurró, Jin, acercándose.
- Ahhh~ Qué lindo día, ¿no lo crees? - Preguntó el desconocido de aspecto infantil. Sólo le faltaba un traje para terminar de verse de forma elegante sobre todo con su cabello de diversas tonalidades rubias.
- «¿¿¿Estamos en medio de un velorio y este tipo dice que es un lindo día??? ¿¿Quién demonios es??», pensó el morocho, para sus adentros -. Eh... Sí... Bueno... Tengo que entrar... - Dijo alejándose de él, casi con odio.
- ¡Nos vemos luego, Sr. Desconocido! - Transmitió el muchacho con efusividad.

- «Pendejo estúpido... ¿Quién se cree?», pensó Jin, acercándose a las escaleras. Suspiró antes de llegar a ellas, donde todos iban a poder verlo. Donde todos sus amigos y enemigos iban a poder verlo débil. Debía pensar en frío. Ahora que su esposa había muerto, era bastante obvio que él iba a poseer la totalidad de los viñedos de la región. Pensar en lo cosechado, eso era lo que tenía que hacer. Levantó la cabeza y caminó hasta las escaleras, donde su consejero y mejor amigo, Tomohisa, lo esperaba con una media sonrisa, forzada, puesto que Kazuko era su mejor amiga del mismo modo que Jin.

Bajaron juntos las escaleras, Yuichi, primo de la difunta y su consejero, Tatsuya, le dedicaron una reverencia, acto que Jin y Tomohisa imitaron, segundos más tarde.

- Se lo ve muy mal...
Dos muchachos intentaban ver aunque sea de reojo a Jin y su consejero, pero les era imposible por la cantidad de gente que tenía frente suyo.



En uno de los carruajes fuera de la mansión, un hombre terminaba de vestirse. Giró su cabeza para ver a su amante.
- ¿Cómo estoy?
- Bien...
- Cada vez que lo hacemos, te quedas así... ¿Tan fuerte te lo hago?
- Supongo... - Respondió la mujer, sentándose y acurrucándose sobre el hombro de su amante, quien se zafó ni bien sintió el contacto -. Bueno... Parece que estamos susceptibles el día de hoy...
- ¿Vas a entrar? - Le preguntó, intentando arreglarse el cuello de la camisa.
- No - Dijo la mujer, girando al muchacho y solucionando ella el problema que tenía -. No sé qué harías sin mí, primito...
- Nadie puede bancarme tanto como vos, Kyoko...
- ¿Respecto a qué?
- En la cama...

La mujer se echó hacía atrás, riendo suavemente.

- Creo que las demás chirusas con las que te acuestas son el problema... - Dijo, agarrándose el cabello de forma sensual -. Puedo aguantar otra ronda, si gustas...
- No... - Dijo el muchacho, mirando el cielo nublado a través de la ventana del carruaje. Había dejado de llover -.  A diferencia tuya, yo sí tengo asuntos qué atender. Además... - La miró, sonriendo -, no tengo con qué acallar tus gemidos...



- Hasta que al fin llegas...
- Tegoshi...
- Tanto tiempo, Ryo - Dijo Yuya, dueño de los viñedos de la región de Aude, dedicándole una reverencia.
- ¿Fue largo su viaje, Señor? - Preguntó Takahisa, consejero de Yuya.
- Fue normal... - Reconoció Ryo -. ¿Y Jin?
- Akanishi-san está saludando a las personas que vivieron hasta aquí - Un muchacho de cabellos azabaches, apareció detrás de Ryo, haciéndolo asustar. El gesto hizo que Ryo le regalara una mirada asesina, que su consejero aceptó con una sonrisa, divertido.
- Keiichiro... Que sea la última vez...
- Perdón, mi Señor - Dijo el aludido -. El féretro de Kazuko-san está en el otro salón. Acompáñenme, por favor.

Takahisa y Yuya se adelantaron un poco, dándole un poco de libertad a Keiichitro y Ryo para hablar.

- ¿Tenía testamento? - Susurró Ryo.
- Sí, mi Señor.

Ryo bufó.

Cuando llegaron al salón contiguo, el muchacho que apenas había cruzado palabras con Jin, estaba llorando desconsoladamente sobre el cuerpo sin vida de la difunta.

- ¿Quién mierda es ese tipo? - Preguntó Jin.
- Es mi primo - dijo Yuichi, para sorpresa del aludido y su consejero, quienes lo miraron con los ojos abiertos, acto del cual ni Yuichi ni Tatsuya se inmutaron -. Es el hermano de Kazuko. Su nombre es Kazuya Kamenashi.
- Y..., ¿dónde estuvo todo... este... tiempo...? - Jin intentaba formular oraciones, pero la sorpresa era demasiada. Comprendió el parecido con su esposa. Esa vitalidad, era alegría, era propia de Kazuko, su Kazuko, la que ahora estaba dentro de esa caja de madera.
- Es catador de vinos. Creo que estuvo por Burdeos, junto con los de la Jaurí---
- ¿¿¿POR BURDEOS??? - Exclamó Jin. si había una región totalmente codiciada por todo el mundo, esa era sin duda Burdeos. Pero, como toda región sin dueño, quienes la controlaban eran los Cuervos Negros, bajo el mando de la Jauría Blanca. Tosió. Estaba siendo el blanco de las miradas de todos.

Miró a Kazuya. Su cuñado. Había estado lejos de su hermana y él ni siquiera sabía de su existencia. Cuando todo eso pasara, iba a preguntarle más acerca de él a Yuichi... Si es que Tatsuya se lo permitía. Con palabras suaves, el rubio se llevó a Yuichi de allí a quien sabe dónde.

- Es hora... - Dijo Tomohisa, examinando su reloj de bolsillo.
- ¿Hora de qué?
- De leer el testamento de Kazuko.

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