Tachibana Keita - Michishirube
En casa, debería ser demasiado yegua como para escribirme un fic en casa de otra persona xD Qué se yo...
Ciaossu~
Creo que voy a terminar desmayándome sobre la PC, así que, la hago corta xD
Situación entre los episodios... *hace memoria* Me vi varios... Ya ni me acuerdo entre cuales xD aparece Daisuke y se me mezcla todo (?).
En fin, situación de hospital (?), sin crossdressing (?) (aclaro por las dudas ¬3¬) y con romance así re flufly (?) o como se escriba xD
¿Pareja? ¡Ah, sí!
TENDOU SOUJI X KAGAMI ARATA
FOREVAAAAAAAAAAAAAAA~
¡Carajo, mierda! xD (?)En fin... Enjoy~ ♥
Look of love
Lo último que daba vueltas en su mente era la promesa hecha al
pequeño Makoto. La promesa de sacarlo con vida de ese nido de Worms.
Recobraba la conciencia de a ratos, pero era sólo algo momentáneo,
escuchando conversaciones sin sentido o cosas incomprensibles.
Se sentía un inútil. O eso lograba sacar de lo poco que escuchaba.
La amabilidad de Shuichi y Misaki lo aliviaban un poco. Ellos, al
menos, miraban con ojos de valentía su accionar.
Lamentablemente, Gatack no lo había elegido a él.
Se sentía inútil por haberse dejado llenar la cabeza por Mishima,
pero… Así era él, Kagami Arata.
- Estúpido – Oyó una voz familiar insultándolo.
- Esa voz… - Se decía
para sí.
- Mi abuela decía…
Rió, para sus adentros. No podía mover un solo músculo, pero podía
escuchar las cosas a su alrededor. Quizás demasiadas drogas que se suponía
debían hacerle bien, estaban haciendo un efecto contrario en su organismo o,
simplemente, era él quien no quería despertar en esos momentos.
- Tendou…
- Los hombres estúpidos siguen a los hombres estúpidos y juntos,
terminan haciendo más estupideces – Sintió algo cálido sobre su cabeza -. ¿No
es así, Arata?
La mano de Souji estaba posada sobre la frente de Arata. Acarició
la frente del muchacho con cuidado y delicadeza. Hasta un altanero como él tenía
corazón y un poco de consideración por Arata.
Se sentó en una silla a su lado y suspiró.
- ¿No es así, Arata? – Repitió. Se quedó unos momentos mirándolo,
pero su oyente no reaccionó a sus palabras. Rió -. Parece que no quieres
despertar. ¿Es que acaso eres un bello durmiente o qué? Espero que no pienses
que estaré por… - Volvió a reír y desvió su mirada. Lo miró. No reaccionó. Se
mordió el labio. ¿Cuánto más estaría dormido? ¿Qué estaba pensando para
arriesgar su vida de ese modo? Misaki le había contado lo ocurrido con él, con
Shuichi, que un nuevo Rider debía hacer su aparición, pero aún no se encontraba
al candidato.
- Todos terminaron con heridas de gravedad o… - Le dijo la mujer.
- ¿O?
- O muertos.
Cuando recibió esa llamada, aunque hizo todo lo posible por no
preocupar a Hiyori, apenas salió del restorán, se dirigió al hospital a toda
marcha, recuperando el aliento a la media cuadra. Su corazón seguía agitado y
preocupado cuando logró entrar y hallar con facilidad un uniforme qué robar. Se
calmó por completo al verlo en la camilla, inerte a todo lo que sucedía afuera,
luchando consigo mismo en una batalla por despertar o no.
Le molestaba que estuviera así, que fuera por querer hacerse el héroe.
- Tú no eres así. Yo soy quien debe salvarte.
Le tomo la mano, como si el contacto con otro cuerpo fuera capaz
de despertarlo, pero no lo logró. Una expresión de dolor dibujó su rostro.
Estaba dolido porque Arata haya caído en ese estado. Quería salir y preguntarle
a cualquier doctor cuándo iba a recuperar la conciencia, qué posibles secuelas
podía traerles los traumatismos que tenía –si es que los tenía-, pero optó por
quedarse a su lado, tomándole la mano, cuidándolo del pronto ataque del Worm
idéntico a él.
- Qué irónico, ¿no, Arata? Que aquello que más odias, sea capaz de
copiarte a la perfección. Pero… - Lo miró -, a decir verdad… No creo que sea
tan torpe como tú – Sonrió, acariciando sus cabellos -. No. Tú no eres torpe.
Quizás sea demasiado sentimental e impulsivo. Pero, ¿sabes una cosa? En cierto
punto, y sólo en cierto punto, eres parecido a mí. Quizás yo también haya
actuado en forma impulsiva desde un principio. Quizás tu mirada de admiración
haya sido lo que me hizo incapaz de alejarme de ti. Me pregunto si… Si alguna
vez, me mirarás de otro modo.
- ¿De otro modo? ¿A qué te
refieres, Tendou? – No podía preguntarlo. Quería, pero su cuerpo estaba
inmóvil -. Espera… ¿¿Me llamaste por mi
nombre?? ¿Por… qué…?
- ¿Sabes? Me pregunto qué hubiera pasado si… No… Creo que de todos
modos, nos hubiéramos encontrado – Le sonrió -. Estoy feliz de haberte conocido…,
Arata…
Se levantó. Sin soltarle la mano, más bien, resguardándola con la
otra, se acercó a sus labios, rozándolos apenas, casi con miedo a que
despierte, pero ni siquiera con eso, Arata fue capaz de despertar. Volvió a
sonreír, sólo como él lo hacía y acaparó con dulzura los labios del morocho.
Cerró sus ojos, no quería que nada interrumpiera ese momento, no
quería que nada le quitara ese sabor de sus labios.
- Delicioso – Susurró, sobre los labios de Arata, quien, recién
despierto, miraba a Souji con los ojos abiertos de par en par -. Tal parece… -
Dijo Souji, volviendo a su asiento, soltando rápidamente la mano del muchacho -,
que no eras más que un bello durmiente.
- Cá… Cállate… - Le susurró. Quiso sentarse, pero sus heridas eran
demasiado graves para poder hacerlo solo -. ¿Puedes… ayudarme…? - Souji suspiró
y lo ayudó -. Gracias… - Se lo quedó mirando un rato.
- ¿Qué?
- Agua… Por favor - El aludido, sin cruzar miradas, se levantó y se
dio media vuelta para dar con una pequeña mesa en medio de tanto aparato
médico, con una jarra llena de agua y un vaso de vidrio a su lado, ambos en una
bandeja de metal. Vertió el contenido en el vaso y se lo extendió al sujeto -. ¿Sabes
algo de los Worms que están en la fábrica?
- Parece que la operación ha sido cancelada…
- Oh… Gracias a Dios…
- Para llevar a cabo una detonación.
- ¡¿Qué?! – Escupió el líquido que estaba bebiendo. Quiso secarse
con la manga, pero fue el pañuelo y la mano de Souji lo que se lo impidió. Fijo
la mirada en los esquivos ojos del muchacho - . Tendou, ¿puedo preguntarte
algo?
- Claro – Respondió el aludido, volviendo a su asiento.
- Tú… ¿Cómo me llamaste?
- ¿Eh?
- Recién, ¿cómo me llamaste?
- Yo no te llamé.
- Sé que me llamaste. Estabas diciendo mi nombre. Hablabas y
decías mi nombre.
- Deja de alucinar. Parece que esas drogas te están haciendo mal a
la cabeza.
Estaba en una incómoda situación y no estaban ni Hiyori y ni
siquiera Daisuke para usarlos de carnada y así poder escapar. Estando entre la
espada y la pared, se levantó de la silla y se dirigió a la puerta.
- ¡¡Oye!! ¡¡Tendou!! – El aludido detuvo su marcha -. No… te vayas…
- No grites.
- ¿¿Eh??
- Estás en un hospital, no deberías gritar.
Souji volvió a su asiento. De nuevo, no lo estaba mirando y Arata
se percataba de ello, pero, ¿cómo hacer que él lo mirara? Movió apenas una
pierna.
- «Bien… Los medicamentos están
perdiendo su efecto…», se dijo el morocho.
Esperaba que su plan, marchara a la perfección. Su reciente plan
para acaparar la mirada de Souji.
- Así que… ¿Están buscando candidatos para un nuevo Rider?
- ¡Ah! Sí…
- Ya veo - Los torpes intentos por levantarse de la cama, fueron
fácilmente leídos por Souji, quien lo agarro de ambos brazos y lo sentó en la
cama, mirándolo a los ojos -. ¿Qué crees que estás haciendo?
- Qué suerte… - Sonrió.
- ¿Qué?
- Me estás mirando.
- ¿Eh…?
- No era un sueño, ¿verdad? – La mirada de Souji estaba clavada en
la sincera expresión de Arata -. Tú me llamaste por mi nombre y me besaste. Lo oí
todo.
- Tsk - Cerró sus ojos, con una sonrisa y volvió a su asiento -.
¿Y qué con eso? Me gustas.
Demasiada sinceridad para un hombre que nunca mantuvo una relación
que fuera más larga que un mes. Demasiada sinceridad sobre todo porque se trataba
de alguien de su mismo sexo. Sus mejillas ardieron, por lo que, esta vez, fue él
quien desvió su mirada. Sintió la mano de Souji sobre su mentón, cuando quiso
darse cuenta, sintió el embriagante sabor de sus labios y la misma sensación de
inmovilidad sobre su cuerpo. Ese sabor, esos labios, eran peor que un cóctel de
medicamentos. Cerró sus ojos y se dejó llevar.
Muy a su pesar, Souji estaba siendo delicado con Arata. Aún era un
inocente polluelo en cuanto al amor se tratara. Esto se notaba en sus manos, y
en sus labios mismos: estaban temblando. Dejó escapar una risa de entre los
segundos para tomar aire en que sus labios se separaban. Pero, estaba claro que
él no lo dejaba respirar. Sólo un segundo para exhalar un poco de aire y otros
dos para unir sus labios a los suyos.
- Arata – Susurró.
- Ten… dou…
- Oye – Se hizo hacia atrás, ocasionando que el morocho, casi
cayera debido al acto de hacerse para adelante para, de este modo, llegar a los
labios de Souji. Lo miró, anonadado -. Llámame por mi nombre.
- ¿Eh?
- No es justo. Yo te abrí mi corazón, me avergoncé llamándote por
tu nombre. Quiero escucharte. Di mi nombre.
- Eres…
- Dilo. O no hay más besos.
- ¡¡Oye!! – Estaba rojo, lo seguía tratando como siempre… O casi.
- Dilo – Se sentó en la silla, de brazos cruzados -. Di mi nombre.
- Tendou…
- ¿Tendou…?
- Sou…ji… - Susurró.
- ¿Qué? Creo que no te oí.
- Souji – Dijo Arata, fijando su mirada en él, ocasionando que
sonriera gentilmente.
- Bien hecho, Arata - Se inclinó hacia él, acarició el contorno de
su cuello hasta apoyar su mano sobre su nuca y lo besó -. Esa es tu recompensa.
- Idiota – Desvió su vista.
- Estos serán nuestros nombres especiales, ¿de acuerdo?
- ¿¿ Eh??
- Sólo yo puedo llamarte Arata y sólo tú puedes llamarme Souji,
¿de acuerdo?
- Sí, sí.
Souji sonrió. Arata, cuando lo miró, lo imitó.
Parecían una pareja de adolescentes enamorados. En medio de todo
ese desastre, ellos eran lo único puro que quedaba, al menos, en esa habitación
de hospital.
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