viernes, 29 de julio de 2011

[fic] fiamme del pasatto ~ Objetivo 2

Me duele la espalda ;__________;
KAT-TUN - Remember
En mi casa, ¿dónde más? xD


Otro capi más D:
¿Qué va a pasar con la pobre de Misaki?
A la madre le importó poco y nada que se fuera y ¡¡terminó trabajando de camarera en el restorán de la familia de Takeshi!!
Kyoya sabe algo, Ryohei sabe algo, Hayato sabe algo... ¡¡Hasta Shamal lo sabe!!
¿Decimo? ¿Fundación?
Definitivamente todos saben algo y la aparición de un potro salvaje hace que las cosas se compliquen todavía más...


 Objetivo 2: Familia.

Fuego.
Gritos.
Sangre.

Muerte…

El reloj despertador sonó.
Lo hizo con un sonido distinto al usual, pero sonó. Se restregó los ojos. Cuando se dio cuenta, vio a Takeshi acercándose a ella con una taza de té.
- Buenos días, Misaki – Le dijo, sentándose sobre sus rodillas -. Disculpa que te hayamos hecho dormir aquí.
Estaba visiblemente apenado, pero la casa de los Yamamoto tampoco contaba con una habitación de huéspedes ni mucho menos otra cama, por lo que juntando frazadas alcanzaron al menos a armar una suerte de colchón para que ella pudiera dormir bien.
- Buenos días, Takeshi. No te preocupes, después de todo, fue mi culpa por no haber salido a buscar alguna pensión.
- ¡Ja, ja! Bueno, levántate.
- ¿Adónde vamos?
- ¿Cómo que adónde? – Preguntó, levantándose -. A la escuela, por supuesto.

“La educación es lo primero”.
Esas fueron las palabras del padre de Yamamoto. Iba a aceptar tenerla como empleada si seguía yendo a la escuela. Misaki se sorprendió ante la casi demanda de su jefe, pero no tuvo otra alternativa que aceptar.
Ese día, después de una semana de tramitar papeles, logró que la admitieran en la secundaria Nami.
- ¿Qué clase te tocó? – Preguntó Takeshi, cortando el frío clima que se generó, camino a la secundaria.
- La clase A.
- ¡Genial! Eso quiere decir que estás con nosotros.
- ¿Nosotros?
- ¡¡Takeshi!!
Cuando voltearon su cabeza a la derecha, vieron acercarse a lo lejos a Hayato, quien no había notado la presencia de Misaki.
- Ah… Eh…
- ¿Hayato también va a la clase A?
- Sip – Respondió Takeshi.
- Eh… Eh…
- Sip. Misaki va a venir con nosotros.
- El padre de Takeshi-kun es muy estricto respecto a la educación – Dijo la muchacha.
- ¡Ja, ja! ¡Sí! ¡Lo es!
- Eres muy ruidoso en la mañana… - Dijo Hayato, respecto a los gritos de Takeshi, mientras el béisbolista pasaba un brazo por sobre su hombro.
- Ja, ja. Lo siento.
Misaki los miró y sonrió. De algún modo, recordaba en ellos a sus amigos de Kokuyo. Los extrañaba y nada iba a compararlos. Siguieron su camino hacia la secundaria hablando de cosas triviales.
- Sé la mejor en todo.
Esas habían sido las palabras que Rokudo Mukuro le había dejado.
- «Mukuro-san, te fuiste y me dejaste con tantas cosas qué decirte», suspiró.
- ¿Sucede algo? – Preguntó Takeshi, siendo observada por Hayato.
- No, nada – Negó la aludida, algo apenada.
Los muchachos se miraron entre sí. Algo le sucedía, su cara la delataba, pero lamentablemente no tenía la suficiente confianza con ellos como para contárselo.
- ¡Ah! ¿Cómo te fue con… eso…? - Le preguntó Hayato a Takeshi.
- Ah… Bien. Misaki, encontré un lugar donde puedes alojarte. No es muy grande, pero al menos vas a poder dormir en una cama.
- Y, ¿mi equipaje?
- No le des importancia, hay gente que se encargará de la mudanza si es que accedes – Le sonrió el morocho.
- Por mí está bien – Dijo Misaki, imitando el acto de Takeshi -. Siempre y cuando no sea una molestia.
- ¡¡Ah, no!! ¡Que te haya conseguido un lugar donde hospedarte, no quiere decir que seas una molestia! De hecho, será más cómodo para ti también.
- Muchísimas gracias, Takeshi. Empezando por Ryohei últimamente he conocido a gente que es capaz de preocuparse y hacer cosas por los demás. Hace… tiempo que no me cruzaba con personas así…
La muchacha detuvo su marcha. Aunque hubiera pasado un año, le seguía doliendo la partida de sus amigos. Pero, antes de que los dos que estaban frente a ella preguntaran algo, levantó la cabeza y les sonrió.
- ¿Vamos? La secundaria no se irá a ningún lado, pero sí vamos a llegar tarde. Ja, ja.
Los tres entraron finalmente a la secundaria. Siendo escoltada por Tetsuya, Misaki llegó al Comité Disciplinario.
Tetsuya golpeó suavemente la puerta y entraron. Frente a un escritorio, había un gran sillón dando a la ventana y, sobre el mismo, un pequeño pájaro amarillo, cantando el himno de la secundaria.
- Ya llegamos, Kyo-san – Dijo el hombre.
El sillón giró, dejando visible que había una persona sentada. Un muchacho quizás de la misma edad que Misaki, de cabellos oscuros y mirada tan clara como el cielo.
- Déjenme presentarlos. Takarano, él es el presidente del comité disciplinario de la secundaria Namimori: Hibari Kyoya. Kyo-san, ella es la alumna nueva que fue transferida de Kokuyo: Takarano Misaki.
- «¿Hibari Kyoya? El nombre se me hace familiar…», pensó Misaki, llevándose una mano al mentón, tomando una pose pensativa.
- ¿Sucede algo? – Preguntó Kyoya, acercándose a ella.
- Mhh… No, nada.
- Te fue asignada la clase 3ª, ¿verdad?
- Así es.
- Muy bien, vete.
La aludida se quedó perpleja y salió del lugar, junto con Tetsuya, quien la guió hasta dar con su salón. Esperó a que el profesor la llamara para poder entrar. Se presentó con sus compañeros y se sentó detrás de un asiento vacío, cuando giró su cabeza a la izquierda, se topó con Takeshi, quien la saludó con la mano. En cambio, a su derecha, varios asientos más adelante, se encontraba Hayato, ajeno a la situación escolar.
Le sorprendió sobremanera no encontrarse con Ryohei, pero se dispuso preguntarle a Takeshi si sabía algo de él. Desde que había llegado a Namimori, no lo había vuelto a ver.

- “¿Sucede algo?
- No. Llamaba para avisarte que ya llegó el invitado.
- “Te he dicho que no llames si no es necesario.
- Lo sé, pero después se queja de que no lo mantenemos al tanto, Decimo. Además, en la Fundación no queremos malentendidos de ningún tipo.
- “No es colaboración. Es tu deber…
Silencio.
- Lo que sea. Siempre hice lo que quise, y no tiene por qué cambiar ahora.
- “Claro que no”, rió una voz masculina del otro lado de la línea. “Siempre estaremos agradecidos contigo por los esfuerzos realizados. Mantenme al tanto de todo, por favor.
- ¿Cuándo va a reincorporarse? Fueron unas largas vacaciones…
- “Tomó más tiempo de lo que pensé, pero la Consulenza Esterna Della Famiglia continuará el trabajo. Tenemos que conseguirlo lo más pronto posible, mientras tanto, no debe despertar.”
- Lo sabemos. Y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que eso no suceda.
- “Oigo voces en la planta baja. Nos vemos.”
- Sí.
- “¡Ah! Espera…
- ¿Qué?
- “Cuídate.”
Cortó la llamada.
- Siempre tan sentimental… Ese Jefe.

La clase había pasado tan amena como siempre. Hayato y Takeshi fueron absorbidos por las hordas de fanáticas que se les acercaron para entregarle sus almuerzos. Misaki sonrió, cuando se percató de dos muchachas que se le acercaban. Una de ellas sonreía como el sol, mientras que la otra, la secundaba, con una sonrisa normal.
- Encantada de conocerte, Misaki-chan, mi nombre es Sasagawa Kyoko y ella es Kurokawa Hana. Espero que puedas sentirte cómoda en la secundaria Nami.
- ¿Sa… sagawa?
- Sip.
- ¿Tú eres la hermana menor de Ryohei? – Ante la pregunta, Misaki fue flechada por Hayato y Takeshi.
- Eh… Sí…
- ¿Dónde conoces al hermano de Kyoko? – Preguntó Hana, igual de curiosa que su amiga.
- Eh… Él fue a Koku---
- Mi hermano está en un torneo de sumo ahora – Agregó Kyoko, rápidamente, ante la mirada de Hana -. Es por eso que no está viniendo a clases.
Hayato suspiró y miró a Takeshi, quien le sonrió, ocasionando que se sonrojara y tuviera que desviar su vista por ello.
- Ahhhh… Ya veo – Dijo la aludida, levantándose de la silla.
- ¡M… Misaki-chan! – Exclamó la rubia, ocasionando que tanto Hana como la muchacha la miraran con asombro -. Cualquier cosa que necesites… No dudes en… decirme…
Misaki esbozó una sonrisa.
- No puedes negar que eres igual a Ryohei.
Kyoko se sorprendió, pero luego sonrió.

Misaki se dirigió a la azotea a almorzar, como siempre lo hacía.
Allí, encontró a Kyoya durmiendo, por lo que se acercó a una de las esquinas sin hacer ruido alguno.
- ¡Hibari! ¡Hibari! – Exclamó el ave amarilla que descansaba al lado del morocho.
- ¡Shhhh! – Intentó silenciarlo la muchacha, fallando en el intento, al ver que Kyoya se sentaba -. Ah… Lo… Siento – Kyoya se levantó y se dirigió a la puerta de la azotea -. Ahh… ¡Si quieres, me voy! – El morocho no hizo caso a las palabras de Misaki y entró -. Ese chico… ¿Por qué su nombre me resulta tan familiar?
- Bueno, en normal teniendo en cuenta que Kyoya es el presidente del comité de disciplina.
Cuando Misaki volteó su cabeza, se topó con un muchacho de despeinada cabellera rubia, ojos cafés y ropa informal.
- Tú…
- Mi nombre es Dino Cavallone, encantado de conocerte – Dijo el aludido, dedicándole una reverencia, ocasionando la risa en la muchacha -. ¿Qué es lo gracioso?
- No va con tu vestimenta.
- ¿La reverencia?
- Ahjá. ¿No eres un estudiante?
- No. He terminado de estudiar hace mucho tiempo.
- Ya veo… - Se sentó y se dispuso a comer su almuerzo, frente a la atenta mirada de Dino, quien se quedó de pie -. ¿Quieres almorzar? – Le preguntó, con los palillos en la boca.
- No, está bien – Respondió el muchacho, sonriendo.
- ¿Quién eres? Si no eres estudiante de Namimori…
- Digamos que soy un amigo de Kyoya.
- A… Ah…
El almuerzo pasó tranquilo y ameno.
- Bueno… - Dijo Misaki, levantándose y quitando la tierra de su falda -. Fue un placer conocerte, Cavallo--- ¿Qué sucede? – La mirada de Dino denotaba tristeza y algo de melancolía.
- Lo siento – Dijo -. Parece ser que no voy a poder ser capaz de contenerme.
- ¿Eh?
Antes de poder darse cuenta, los labios de Dino acapararon los suyos, tomándolos como el potro salvaje que era.
Los ojos violáceos de la muchacha se llenaron de lágrimas. Cuando pudo tomar aire, empujó al rubio hacia atrás y entró corriendo al establecimiento.
- «¿Qué… Qué fue eso…? Ese tipo.»
- No está permitido correr por los pasillos, Takarano.
Cuando se dio vuelta, se encontró con Kyoya. Rápidamente secó sus lágrimas con las mangas y lo miró.
- Lo… Siento…
- Ya es la segunda falta que cometiste y sólo le primer día…
- ¿Segunda? – Lo miró, extrañada.
- La primera fue interrumpir mi siesta.
- Tú… Conoces a Rokudo Mukuro… ¿Verdad? - Los ojos celestes de Kyoya, abiertos como dos platos, la miraron. Misaki agarró a Kyoya del brazo -. ¿Sabes dónde está? ¡Si lo sabes, por favor, dí---!
Antes de poder terminar la frase, Misaki tenía una de las tonfas de Kyoya sobre su garganta.
- ¡¡Hibari!!
La muchacha giró como pudo su cabeza hacia la izquierda. Era Ryohei.
Kyoya soltó a Misaki.
- ¿Qué estás haciendo? ¡Es una mujer! – Exclamó el recién llegado, socorriendo a la chica, quien temblaba.
- Me he enfrentado a mujeres antes… - Susurró el morocho.
- ¡Hibari!
- Tú – Dijo, dirigiéndose a Misaki -. No vuelvas a pronunciar ese nombre frente a mí de nuevo, la próxima vez, nadie vendrá a salvarte.
Acto seguido, caminó por el pasillo, alejándose de ellos.
- ¿Te encuentras bien?
- S… Sí…
- Vamos, te llevo a la enfermería. Ese Hibari… Es un idiota al extremo… - Ambos llegaron a la enfermería. Ryohei abrió la puerta y encontró a Shamal sentado frente a su escritorio -. Permiso. ¿Puede descansar aquí, doctor?
Shamal observó a Misaki.
- Seguro. Allá hay una camilla, que descanse allá.
- Gracias - Misaki se acostó en la camilla y suspiró -. ¿Estás mejor?
- Un poco. ¿Tú no estabas en un torneo de sumo?
- Sí, pero… Pude escaparme…
- Ya veo… Gracias, Ryohei.
- De nada.

Una boda.
La novia estaba feliz, al igual que su esposo.
De todas las personas presentes, una sola observaba la escena de lejos, con odio que salía de sus ojos.
Una sensación de muerte rodeó a esa gente, generada por aquel sujeto.
La novia lo miró a lo lejos. Él la observó.
Una lágrima cayó de los ojos de la novia, llena de una terrible sensación de angustia en el pecho.

- “Así que el Cavallino Rampante hizo su jugada.”
- Los chismes te llegan rápido.
- “Tengo mis informantes. Dejaré que te encargues de detenerlo sólo por esta vez, pero la próxima---
- No habrá una próxima vez.
- “Eso espero…

Se oyeron dos leves golpes en la puerta de la enfermería.
- Pase… - Dijo Shamal, sentado en su escritorio, hojeando una revista.
- ¿Cómo está Misaki? – Preguntó Hayato, entrando.
- Duerme como un angelito… - Respondió el hombre, girando la revista unos 90°.
- ¿Te dejan traer revistas como esas aquí? Pervertido… - Dijo Hayato, pasando detrás de Shamal, para dirigirse a la camilla donde descansaba Misaki.
- No es mi culpa si ya no te gustan las mujeres, Hayato…
- Tsk…
Descorrió la cortina y allí la vio. Como dijo Shamal, dormía como angelito.
Era un ángel. Era bella.
Acercó una silla al lado de la camilla y se sentó, en silencio.
Escuchó un sollozo, proveniente de la muchacha.
- ¿Misaki? – No obtuvo respuesta. Una lágrima cayó de sus ojos -. Una pesadilla, ¿eh?
La puerta de la enfermería se abrió. Shamal alzó la vista y señaló el lugar donde estaban Hayato y Misaki.
La angustia del sueño era expresada en la dormida muchacha, quien se giraba de un lado a otro intentando despertar. Hayato, levantándose de la silla, quiso agarrarla de los brazos, en el instante en que ella se levantó de un salto, arañando el rostro del muchacho en el proceso, lanzando un grito que alertó a Shamal y al recién llegado Takeshi.
- Misaki…
- ¡Misaki, ¿qué sucede?! – Preguntó Takeshi, preocupado.
- ¿Ocurrió algo? – Preguntó Shamal.
- Fue… Un sueño… - Balbuceó la aludida -. Pero la angustia… Pude sentirla tan propia…
- Bu… Bueno, fue sólo un sueño, ¿no? Réstale importancia – Dijo Takeshi -. Vamos, tu nueva familia te está esperando.

Familia…
Desde que Chikusa, Ken y Mukuro se fueron, había borrado esa palabra de su cabeza.
Ni siquiera sentía a su madre como parte de su familia.
Gracias a la pandilla Kokuyo, sentía que esa palabra tomaba un significado de inmenso valor para ella, que a veces, la gente que no tiene tu propia sangre es tan familia que la de una misma.

Salieron de la secundaria junto con la puesta del sol.
Takeshi le contaba a Misaki acerca de las clases que se perdió.
- De todos modos, tengo que dejar el cuaderno de apuntes en la casa donde te vas a hospedar.
- ¿Eh?
- En la casa donde vas, vive otro compañero nuestro – Sonrió el morocho. Hayato los observaba unos cuantos pasos atrás de ambos.
Se detuvieron frente al portón de la casa. Entraron y Takeshi tocó el timbre. Fueron atendidos por una agradable mujer, quien los hizo entrar y dijo que el muchacho a quien buscaban estaba escaleras arriba.
Los tres subieron las escaleras, mientras podían oír voces de niños con claridad.
- ¡Regresa aquí! – Se oyó, una voz masculina.
- ¡¡No!! ¡¡Este pastel es mío!! ¡Tiene mi nombre!
- ¡Cuidado! – Alertó Takeshi a Misaki, un poco tarde, ya que estaba siendo lanzada al suelo por una pequeña vaca con cola, cuyo trozo de pastel que se adjudicaba como suyo, terminaba sobre su cabeza.
- Lambo… Te dije que tengas cuida--- - De la habitación, salió un muchacho de cabellos castaños, al igual que sus ojos.
- Tú… Ahouushi… - Dijo Hayato, agarrando a quien era un niño vestido de vaca con un peinado afro de la cola.
- ¿Te encuentras bien? – Preguntó el dueño de la casa a Misaki, extendiéndole la mano. A sus espaldas apareció Kyoko.
- Buen susto te has llevado, ¿no, Misaki-chan?
- «Esta situación… Me es familiar…», pensó la muchacha.
- ¿Misaki? – La llamó Takeshi, sacándola de sus pensamientos.
- ¡Ah, sí! Sí, estoy bien – Dijo, siendo levantada del suelo con ayuda de Tsuna.
- Lambo, ¿cómo se dice? – Dijo el muchacho.
- Lo siento… - Susurró el pequeño, con los ojos llorosos.
- Tú eres…
- ¡Ah! No nos han presentado. Mi nombre es Tsunayoshi Sawada, encantado de conocerte, Misaki-san.
- «¿Por qué…? Tan familiar… Esta sensación… Será que… ¿Es lo mismo que sentí cuando Mukuro-san me aceptó como parte de su familia?»
- ¿Misaki-chan? ¿Te duele algo? – Preguntó Kyoko, preocupada -. Estás llorando…
- ¡Mira lo que hiciste, ahouushi! – Exclamó Hayato, jalando a Lambo de la cola.
- ¡Gupyaaa! ¡Déjame, ahoudera!
- ¡¿Qué dijiste?!
- Ah, lo siento – Dijo la muchacha enjugándose las lágrimas, manchándose la cara ya que, sin darse cuenta, le habían quedado crema en las mangas. Los presentes se echaron a reír a carcajadas -. ¿Qué? ¿Qué sucede?
- ¡¡Es la chica de la crema!! ¡Gyajajaja! – Reía Lambo.
- Takarano Misaki… - Dijo Reborn, observando la escena desde dentro de la habitación. Sonrió -. El invitado finalmente ha hecho su aparición.

Una vez que Misaki se aseó, salió del baño con ropa prestada de Bianki.
- Lo siento mucho, parece ser que oniichan tuvo un problema en su torno y vendrá más tarde con tu equipaje, Misaki-chan – Se disculpó Kyoko.
- No te preocupes, Kyoko-chan, la ropa de Bianki me queda bien.

- Tuvimos problemas con Hibari – Dijo Hayato a Tsunayoshi, ambos en el patio.
- Lo sé, oniisan me lo dijo – Tsunayoshi suspiró -. Dino-san también ha hecho su movida.
- ¿¿Qué??
- Shh…
- Ops… Lo siento…
- Parece ser que se le apareció a Misaki-san y la besó.
- Ese tarado…
- Le dije a Hibari-san que lo calmara.
- Pero…
- Sé que él es el único que puede entrar a razón a Dino-san, además, también le servirá para aprender que no debe dejarse llevar por lo que siente.
- Si Cavallone ya apareció… Eso quiere decir que…
- Sí. Él debe estar llegando en unos días.
- Será un completo desastre – Dijo Hayato, llevándose una mano a la cabeza.
- No será así. Hibari-san tendrá que aceptar su posición.
- Pero si aparece, ¿no se alejará de nosotros?
- ¿Tú crees? Yo pienso que será todo lo contrario, Gokudera-kun.
Tsunayoshi sonrió.
- Si el Décimo lo dice, entonces será así.
Takeshi salió en su encuentro con los dos chicos.
- ¿Nos vamos, Hayato?
- Ah, sí. Lo siento. Ya es tarde…
- No te preocupes por mí.
- Entonces, nos vemos mañana, chicos.
- Ah, Décimo. ¿Pudo encontrarlo? – Tsunayoshi negó con la cabeza -. Ya veo.
- ¡Nos vemos mañana, Tsuna! Mándale mis saludos a Misaki – El aludido asintió con la cabeza.
- Tengan cuidado camino a casa – Dijo.

La cena pasó amena y cuando subieron al cuarto de Tsunayoshi, Reborn se había encargado de separar al cuarto en dos mitades, dejando un biombo que los separaba.
- ¿Qué es esto, Reborn? – Preguntó Tsunayoshi.
- Ciaossu, Misaki.
Un niño vestido con un pijama apareció frente a ambos.
- Él es Reborn… - Dijo Tsunayoshi a la estupefacta Misaki.
- Ah… Encantada de conocerte, pequeño Reborn – Dijo la muchacha, agachándose para darle la mano, en el momento en que el pacificador del Arcobaleno y el anillo que Tsunayoshi guardaba entre sus ropas empezaron a brillar -. ¡Qué lindo! Brilla.
Reborn, saltó a su cama, dispuesta del lado de la habitación perteneciente a Tsunayoshi, ocasionando que ambos objetos, el segundo no siendo advertido por Misaki, dejaran de brillar.
- Ese es tu lado de la habitación. Este será el lado de Tsuna.
- Lamento las molestias que te estoy ocasionando, Tsunayoshi.
- Tsuna. Está bien que me llames Tsuna. Todos me dicen así – Sonrió el aludido.
- Está bien, Tsuna.

Ambos se dispusieron a dormir, cuando en medio de la noche, Reborn saltó a la cama del muchacho.
- Te diste cuenta, ¿no?
- El pacificador y el anillo Vongola brillaron…
- Es ella, Tsuna. Finalmente la hemos encontrado.
El muchacho se levantó de la cama, frente a la mirada de Reborn. Le dio la vuelta al biombo y se acercó a Misaki, quien estaba soñando. Sacó el anillo que llevaba en un collar, alrededor de su cuello y se puso el anillo que allí había en el dedo medio de su mano derecha. El mismo brilló y lo llevó a la frente de Misaki.
- Lo siento, pero debes dejar de soñar – Susurró -. Todavía no es momento de despertar.
- No vamos a poder evitarlo por mucho tiempo – Le recordó Reborn.
- Lo sé, pero su fuerza aún es débil – Dijo Tsunayoshi -. Yo también tuve los mismos sueños que Misaki-san y es por eso que debemos encontrar ese cuaderno cuanto antes.


Notas:
- Cavallino rampante: Caballo rampante en italiano. Aunque en realidad a Dino lo llaman Bronco Dino o Potro Bronco, en un doujinshi leí la terminación cavallino rampante, y como la familia Cavallone es una parodia, podría decirse a la escudería Ferrari, me copó más ese término xD aunque no sea el correcto.
- Ahouushi: Vaca idiota en japonés.
- Ahoudera: Apócope de ahou y Gokudera. Literalmente: idiotera o estupidera xD
- Consulenza Esterna Della Famiglia: (a.k.a. CEDEF) Asesores externos de la familia. Grupo que responde a la familia Vongola en cuanto a investigaciones y en tiempos de crisis. Fundada por el primer guardián de la Nube de la familia, Alaude, el líder de este grupo es el segundo en mando de la familia Vongola y tiene un poder de decisión por debajo del Jefe de la familia. Sus miembros conocidos son Sawada Iemitsu, Basil, Lal Mirch, Oregano y Turmeric.

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